La función primaria del lenguaje es la comunicación y, por tanto, el intercambio social. A partir de la interacción social y del lenguaje, el ser humano desarrolla las funciones psicológicas superiores. Teniendo en cuenta esta reflexión, es importante potenciar la comunicación con los niños desde el nacimiento. El lenguaje surge de la interpretación de gestos o sonidos, impregnándoles de significado.
- Durante los tres primeros meses: el niño empieza a realizar sus primeras discriminaciones tanto visuales, auditivas, como táctiles, inicia los gorjeos, nos busca con la mirada, intenta tocarnos. Desde el primer momento iniciamos ejercicios básicos de comunicación, realizando movimientos con las manos con el objetivo de buscar su mirada. Le hablamos antes de cogerle para que nos pueda anticipar, respondemos a sus gorjeos mediante la escucha activa y con respuestas verbales. Poco a poco se va desarrollando el lenguaje. Para ello, es importante compartir estos momentos y asegurarnos que ellos los disfrutan y también los comparten.
- De los 4 a los 6 meses: dirige espontáneamente la mirada hacia el sonido, por lo que se produce una búsqueda activa de nuestra voz. Expresa alegría y enfado con sus sonidos, su atención es mucho más selecta ante la música u objetos sonoros y sus balbuceos se asemejan a las primeras palabras. En esta segunda fase trabajamos la escucha activa, que nos permite poder verbalizar al bebé los estados de alegría o enfado. Comienza la comunicación bidireccional, y le transmitimos que se muestra enfadado o alegre por motivos concretos. Los balbuceos los podemos interpretar mediante palabras concretas como “agua”, ”papá”, o ”mamá”. El lenguaje es pura interpretación de los primeros sonidos que emitimos: con las primeras emisiones silábicas “mamá, mamá”, podemos interpretar que está llamando a mamá, y esto hace que el niño relacione la palabra con el referente, y vuelva a repetir ese mismo sonido, pero ya con un significado.
- De los 7 meses a 1 año: empieza a disfrutar de juegos interactivos con el adulto. Le gustan las canciones infantiles que se acompañan de gestos sencillos, presta mucha más atención cuando se le habla y ya reconoce algunas palabras familiares y sencillas, manifestando alegría o cambio de expresión ante ellas. En esta tercera fase empieza a comunicarse con la mirada cuando quiere algo y nosotros debemos empezar a animarle a que nos lo vaya indicando con el dedo. Fomentaremos, así, un uso más comunicativo de sus emisiones, por lo que continuaremos manteniendo pequeñas conversaciones desde su nivel, escuchándole y hablándole, potenciando de esta forma su lenguaje.
Muchas veces, en los procesos de comunicación nos olvidamos de la comunicación no verbal, como puede ser la mirada, los gestos, expresiones, entre otros. En la actualidad, cada vez está más normalizado hablar a los que nos rodean sin mirarlos; damos o recibimos mensajes con la mirada puesta en otros objetos (móvil, TV, ordenador, etc.). Esto hace que la comunicación se vaya deteriorando y que cada vez haya más problemas relacionados con la adquisición del lenguaje en el niño.