Madrid | 07 de marzo de 2017
Existen personas que nacen con un poder especial. Personas influyentes que, sin ser conocidas en las esferas mediáticas ni tener miles de seguidores en las redes sociales, son capaces de influir en la vida de los demás. En la vida de sus familias, de sus amigos, de sus compañeros…
Así es María José López que, con 59 años y discapacidad física, tiene una gran capacidad para coordinar equipos de trabajo como el que ahora lidera en el Centro Especial de Empleo de Envera. Con ella, son ocho las personas encargadas de gestionar las incidencias que se producen en los billetes de avión utilizando un complejo sistema basado en códigos que son indescifrables salvo para María José y su equipo. “Es un trabajo para personal muy especializado, cualificado, en el que se necesita mucha memoria y concentración ya que son muchos códigos y transacciones”, asegura esta profesional y apunta que cada año su departamento gestiona al año 1,5 millones de billetes rechazados.
Hoy Pepi, como cariñosamente la llaman quienes la conocen, es una persona influyente para sus compañeros, para la empresa en la que trabaja y, aunque ellos no lo sepan, también lo es para todos aquellos viajeros cuyos vuelos han sufrido alguna modificación.
Pero el camino no ha sido fácil. María José también ha tenido que sortear las barreras invisibles que muchas veces acompañan, sin sentido, a las personas con discapacidad. “Creía que podía acceder a un puesto de trabajo en cualquier empresa, pero por más currículum que echaba nunca me cogían”, cuenta mientras recuerda que no la seleccionaron en una agencia de viajes debido a su discapacidad y ahora, paradójicamente, su tarea consiste en arreglar todo los que estas agencias hacen mal.
Con más de 25 años de experiencia en Envera, ahora es cuando María José se siente “muy satisfecha y realizada” consigo misma, siendo ejemplo cada día de que todos podemos ser los mejores en algo si se cuenta con los apoyos necesarios y se da la oportunidad de demostrarlo.
Lo demuestra también Belén Sánchez, de 46 años, para quien poder trabajar significa mucho más que tener un sueldo: “El trabajo me permite sacar adelante a mi hijo y a mi familia”. Belén realiza trabajos de manipulado en el Centro Especial de Empleo de Envera en Madrid.
Su discapacidad intelectual no la ha impedido hacer frente a las situaciones que la vida nos pone por delante. Con 16 años, tuvo que dejar sus estudios para apoyar a sus padres y poder cuidar de sus siete hermanos. Tiempo después nació su hijo, “lo más importante” de su vida, a quien ha criado contando con el apoyo de su madre. Belén ha compaginado, como tantas mujeres, el cuidado de su familia con trabajos que ha desempeñado en diferentes sectores.
Sin darse por vencida y con un empleo consolidado en Envera, donde lleva 18 años trabajando, Belén ha querido retomar su formación en programas de educación para adultos, donde tiene la oportunidad de aprender y demostrar que si se quiere, antes o después, las cosas se consiguen.
La formación es muy importante. Bien lo sabe Sara Gómez, que a sus 27 años va a clase por las tardes para conseguir el título de educación secundaria mientras por las mañanas forma parte del servicio de lavandería de Envera. ¿Merece la pena tanto esfuerzo? Sara tiene claro que este es el camino “para el día de mañana tener un buen futuro”, afirma mientras desvela que aspira a presentarse a las oposiciones de la administración pública.
El ejemplo de Sara, una joven mujer con discapacidad que compagina estudios y trabajo, sirve de inspiración para sus compañeros.
Mañana, 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer como homenaje a todas las mujeres influyentes que, como María José, como Belén o como Sara, demuestran que no hay obstáculos insalvables pero que es necesario seguir trabajando por una igualdad de oportunidades real que aún no ha llegado.
En 2015, la tasa de paro de mujeres con discapacidad se situaba en el 31,1%, presentando además una brecha salarial del 18,5% con respecto a los hombres, según datos del INE.
Las entidades sociales trabajan cada día por eliminar las desigualdades de las mujeres con discapacidad, involucrando a empresas y trabajando con las administraciones. Tal y como reconoce Pedro Sobrino, Director General de Envera, “no sólo es necesario impulsar la empleabilidad de las personas con discapacidad, hay que procurar que esta inserción sea estable, de calidad, preservando la igualdad de condiciones y que además cuente con los apoyos necesarios”.
Grupo Envera es una entidad sin ánimo de lucro fundada hace 40 años por empleados de Iberia, que tiene acreditada su transparencia por la Fundación Lealtad, y que atiende cada año a 2.500 personas con discapacidad intelectual en sus servicios de atención temprana, neurodesarrollo infanto-juvenil, formación, centro ocupacional y de día, y residencias y tutela; da trabajo a más de 500 personas con diversidad funcional y prepara a más de 300 deportistas; tiene el apoyo de 250 voluntarios y cuenta con un centenar de entidades colaboradoras. Dispone de centros en Madrid, Colmenar Viejo (Madrid), Barcelona, Málaga, Tenerife y Las Palmas. Este año conmemora su 40 aniversario bajo el lema “Todos podemos ser los mejores en algo” y la presidencia de honor de Su Majestad la Reina Doña Letizia.
